agosto 07, 2008

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Y emprendí el camino, no como hubiera querido sino con carreras y a empujones que me daban para que ya me fuera y, con la mochila a mis espaldas y el adíos de mi familia sobre mis hombros, casi casi sin querer, dejé la tierra que se había quedado entre los dedos de mis pies y bajo mis suelas por tantos e infructuosos pero intensos años.

Debí haber escogido mejor destino pero el destino no se escoge, el destino te escoge. Y ya cogido, el destino, no hay vuelta atrás.