diciembre 05, 2005

sin título

De vuelta a la azotea de Ledón, donde todo se ve, si no más claro por lo menos con más calma, contemplo los dias que han pasado y sus estragos. Pretendí esconderme tras una barra para olvidar mi depresión y de el panorama que uno mismo se antoja negro.

Convivir y beber con los amigos es un lujo estos dias, sobre todo cuando tus amigos de años viven a otros tantos años luz de distancia (que aunque pudieran estar a tan solo 8 horas viene siendo lo mismo: no están aqui).

Pero otros tantos conocidos se empiezan a volver más frecuentes en tu búsqueda por pasártela bien y con ellos te conformas, y te aplicas, y terminas pasándotela bien.

Más relajado pues, vuelvo a la azotea, ésta que solo está en mis memorias, esperando que del otro lado de esta línea un amigo de aquellos que hice me lea y me entienda y se acuerde de todas las pendejadas que hicimos juntos.

Dondequiera que estés...