marzo 12, 2007

Versos a priori

Me doy cuenta de que estaba muerto... o no.
No hay lápida ni epitafios, simplemente no hay nada.

Del recuerdo ni la memoria
de los pasos ni su historia.

Hace tiempo que el tiempo simplemente se detuvo
de mis manos cae arena que en un reloj estuvo.

Mis ojos sienten el claroscuro de tu lejanía
mi corazón murmuraba mientras dormía.

¿Donde quedó la empuñadura
de esta pluma de piedra impura?

Si los versos me acosan
las cursilerías rebosan.

Mejor me vuelvo a mi tumba sin lápida
para que la mala memoria sea rápida.

2 Propinas:

Anonymous Anónimo said...

jajaja... definitivamente algunos son más huesos que plumas

1:23 p.m.  
Blogger Chamirú said...

Pues sí. Siempre son plumas hasta que los llamamos huesos.

¡Pero no hay pedo! Si se pasan de huesos, siempre podemos disfrazarlos de plumas.

Y ni te preocupes. Uno nunca logra inscribir su propia lápida. Siempre son los otros. Y para ellos hay que desvivirse y amachinar la empuñadura.

Ellos siempre son los que duran.
Nunca uno. Uno es un estornudo, inofensivo o contagioso, falaz o enfadoso, pero siempre uno.

Y en nosotros ya estás. Tú nomás acuérdate de tu dios y rézale pa que te sobrevivamos.

Si es así, te juro que yo me encargo de tu epitafio, carnal.

Abrazo.

2:41 a.m.  

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